«Placer culpable» es una expresión que cada día se utiliza más. Habitualmente se emplea para hablar de algún que otro producto cultural de dudosa calidad, pero que gusta a la persona que habla. Es el caso de muchas películas, series o libros. Traigo esta expresión a colación porque quiero hablar de una serie que, posiblemente, se pueda catalogar aquí, pero que, desde luego, no me siento culpable de verla. Se trata de ‘Video Game High School’, una serie que nació para Internet y así se ha distribuido. Fue la primera serie que vi en Netflix y, ahora, la he revisitado para acabar aún más encantado con ella.
La premisa es bastante sencilla. En una sociedad donde los e-sports se han convertido en el espectáculo más seguido por la población, ciertas instituciones educativas ofrecen formación específica en videojuegos. Como suele ser habitual, los colegios e institutos tienen sus propios equipos deportivos que compiten contra otros centros. En este caso, el ‘Video Game High School’ tiene como equipo top al dedicado a un juego de disparos en primera persona: ‘Field of Fire’. Un trasunto del clásico ‘Call of Duty’. En dicho instituto estudia el mejor jugador del planeta conocido simplemente como The Law (La Ley) y en un programa de entrevistas en directo muere (virtualmente) a manos de BrianD, el protagonista, que consigue fama y una beca para estudiar en el prestigioso VGHS. Así arranca la historia. Creo que he resumido el primer episodio de los 21 que tiene.
He definido siempre esta serie como «una puta mierda, pero muy divertida». Tras este segundo visionado, quiero matizar un poco esta afirmación. No me parece tan «puta mierda». De hecho, los últimos tres episodios son una auténtica maravilla. No tanto por el fondo, que al final hablamos de movidas de adolescentes y ya sabemos como es eso, como por la forma. El inicio del 3×04 es un homenaje totalmente descarado a ‘Lawrence de Arabia’ con el mismo aspecto en los títulos de créditos y todo. El resto del episodio (de una bajona impresionante) está muy bien tratado con una fotografía muy buena para este tipo de producción, salida de un Kickstarter. Los siguientes capítulos (los últimos) tienen un montaje muy bueno y el último, concretamente, tiene una batalla espectacular y terriblemente entretenida.
Me gusta mucho cómo consiguen reflejar las acciones de los diferentes juegos. Salvo en contadas excepciones, son los propios personajes de acción real los que aparecen en las escenas de los juegos. Las carreras están, por ejemplo, muy bien rodadas con coches y escenarios reales bien conjuntados con los planos del interior de los vehículos. Los juegos de pelea uno contra uno están reflejado con peleas puras y duras con una buena coreografía (y efectos visuales) que da muy bien el pego. En general se nota que está hecha con cariño y cuatro duros.
También tienen un montón de referencias y guiños. Desde cameos de gente conocida de la cultura popular como Tony Hawk o Stan Lee hasta de la propia industria que reflejan como el desarrollador Cliff Bleszinsky. Una de las referencias más claras y que más me gustan de la primera temporada es a la genial aventura gráfica de LucasArts ‘Grim Fandango’. Quien haya jugado y lo vea, sabrá de lo que hablo. Pero hay muchas más, escondidas, esperando para una sonrisa cómplice del espectador. Sobre todo y es aficionado a este gran hobby que son los videojuegos.
Los actores no son demasiado conocidos, al menos en el momento de la emisión de la serie (la última temporada es de 2014). Del cuarteto protagonista me quedo con Ellary Portfield (Ki Swan) y Jimmy Wong (Ted Wong). Creo que el plantel de secundarios es donde más aciertan con personajes locos y, a su manera, carismáticos. El descenso a los infiernos de The Law (Brian Firenzi, coguionista y codirector de la serie) es tremendo, con un personaje patético y alocado a partes iguales. Me gustan mucho los personajes del Drift King aka D.K. (Rocky Collins) y su archienemiga La Duquesa del Kart (Joanna Sotomura) enfrentados por el tono del juego de carreras al que dedican sus estudios secundarios (simulación de carreras contra Mario Kart). O el resto de los estudiantes del Video Game High School.
Las tramas son, como he mencionado antes, bastante simples y sencillas. No deja de ser una serie de adolescentes colegiales que juegan a videojuegos. Nada más lejos que un ‘Campeones’ o ‘Chicho Terremoto’, pero llevado a los FPS y otros géneros videojuerguistas. Aún así, aprovechan para meter temas algo más adultos como el duelo o las primeras responsabilidades. Lo bueno y bonito de la serie es que solo está disponible en versión original subtitulada, por lo que no hay ningún doblaje que me pueda echar para atrás. Sea como fuere, la serie deja un regusto muy interesante y con este segundo visionado he aprendido a apreciarla más. En su momento me gustó, pero después de reposarla y volver a cogerla por banda, he quedado encantado con lo que me ha vuelto a ofrecer. ‘Video Game High School’ es una gran recomendación para el verano.