Fachada de la sede del Tribunal Constitucional
Fachada de la sede del Tribunal Constitucional. / Wikimedia (CC).

Hace una semana nacía un nuevo partido: VOX. El exfuncionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, conocido por ser la persona que pasó mayor tiempo secuestrada por ETA, y el exparlamentario por el Partido Popular Santiago Abascal son los rostros más reconocibles del nuevo partido. Esta formación, que se considera de centro-derecha liberal tiene entre sus puntos fundamentales la lucha contra los terroristas etarras. En la presentación, Ortega Lara destacó algo que me llamó poderosamente la atención. Pedían la supresión del Tribunal Constitucional. Como aficionado a la Carta Magna me sorprendió mucho esa afirmación, por lo que he decidido dejar constancia de su importancia para mantener una democracia. Esta es otra de esas ‘lecciones’ constitucionales como la del Rey del otro día.

Fachada de la sede del Tribunal Constitucional
Fachada de la sede del Tribunal Constitucional. / Wikimedia (CC).

¿Qué es el Tribunal Constitucional? Pues bien, básicamente es el garante de la Constitución. Si decimos que la Carta Magna es la norma suprema en un estado democrático, este tribunal se encarga de vigilar que todas las acciones legislativas y las decisiones de los jueces se atengan a los límites marcados por dicha norma. Como sabemos, la Constitución de 1978 se redactó en un momento convulso y tormentoso de la Historia de España y por tanto está muy abierta a la interpretación en muchos puntos. Para llegar al consenso entre todas las formaciones representadas en el juego democrático de la Transición se debieron de dejar cosas en el aire. El Constitucional es, a grandes rasgos, quien determina las interpretaciones. El Título IX de nuestra Carta Magna se dedica a dicho tribunal.

¿Por qué es tan importante? Como ya he mencionado, se trata del órgano jurídico encargado de velar por el cumplimiento de la Constitución. De esta manera evita que haya leyes que contravengan la norma suprema. Pongamos un ejemplo extremo. Supongamos que debido a un duro debate, el Gobierno decide aplicar la pena de muerte en las cárceles españolas. Revisa el Código Penal y cambia la ley para realizarlo. El Tribunal Constitucional debería tirar atrás ese intento porque en el artículo 15 se explicita que la pena de muerte está abolida en España excepto para casos militares en tiempos de guerra. Este es un caso claro y simple, pero refleja su importancia. Algunos hablan de cuarto poder, después de los tres clásicos expuestos por Montesquieu: legislativo, ejecutivo y judicial. Una decisión del Tribunal Constitucional afecta al resto de jugadores, incluído el Supremo.

Límites y peligros. A pesar de su formidable poder, el Constitucional no tiene iniciativa propia. Todas las acciones se derivan de una petición. Puede ser ciudadana o de algún otro órgano, incluso de un grupo de diputados o senadores. Las decisiones que toma únicamente versan sobre los casos que le son encomendados y deben ajustarse al mismo. Aunque puede ampliarlo y autoproponerse cuestiones de anticonstitucionalidad. Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta es la ambigüedad de los textos. Cuanto más ambiguo es, más tiene que crear el Tribunal Constitucional. Por suerte, los miembros que lo forman tiene independencia respecto a los otros poderes.

Composición. Uno de los asuntos peliagudos es la renovación de la cúpula de este tribunal que siempre acaba envuelta en polémica. Es como en Estados Unidos con su Tribunal Supremo, aunque el nombre sea diferente ejerce como jurisprudencia constitucionalista. ¿No recordáis en series o películas los problemas que entrañan elegir un miembro de este tribunal? Además, en el caso de EE UU el puesto es vitalicio. En España está formado por doce miembros. Cuatro los nombra el Congreso, cuatro el Senado, dos el Gobierno y otros dos el Consejo General del Poder Judicial. El mandato tiene una duración de nueve años y se renuevan de tres en tres. Algunos expertos afirman que la elección de los cuatro miembros del Constitucional por el Senado es la función más importante de la Cámara Alta. Así, suele haber mucho conflicto a la hora de elegir a los candidatos, cuyos miembros deben de reunir una serie de condiciones recogidas en la norma suprema.

Por lo tanto, y en respuesta al título del post, la importancia del Tribunal Constitucional radica en la función de supervisor y garante de la Constitución en todo el territorio español. Eliminarlo sería quitar obstáculos a una posible dictadura o una impunidad total por parte de los órganos legislativos y ejecutivos. Si la Carta Magna es la base de una democracia, la justicia constitucional es el garante de esos derechos. En otro post ahondaré en las funciones y polémicas de dicho tribunal, pero hoy he querido dejar claro su importancia en nuestro país.

por Bori

Un comentario en «La importancia del Tribunal Constitucional en democracia»
  1. Bueno, realmente lo que propone VOX es que la función del Constitucional sea asumida por una sala del Supremo, esto es así en otros países (sobre todo sudamericanos) y no es un idea tan descabellada.

    El verdadero problema viene de que el Constitucional no es solo el que dice si una ley es constitucional o no sino que también es el que ampara los derechos fundamentales del ciudadano ¿Tú ves a alguien ganando un recurso de vulneración de los derechos fundamentales contra Supremo que se interpondría en el propio Supremo? Ya, yo tampoco.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *