Si sois fans de las series de televisión conoceréis House of Cards, la tremenda serie protagonizada por Kevin Spacey y Robin Wright que narra los tejemanejes de Frank Underwood, senador por Carolina del Norte y líder de la minoría demócrata en el Senado, en Washington D.C. La producción de Netflix nos muestra la parte más descarnada y maquiavélica de la política en EE.UU. y una ficción que en España consideramos como algo light si tenemos en cuenta la realidad política del país.
Algunos políticos como Pablo Iglesias han dado muestras de lo mucho que les gusta esta serie, aunque parece que no tanto como Juego de Tronos. El caso es que a pesar de que ningún representante quiera parecerse en abierto al bueno de Underwood, siempre salen comparativas al respecto. En el caso de la clase política española, a la única persona que veo con capacidad para maquinar tales artimañas es a la exministra, exsenadora, expresidenta de la Comunidad de Madrid y el Partido Popular de esa región y edil del Ayuntamiento de la capital, Esperanza Aguirre.
El domingo, la señora Aguirre decidió dimitir de su puesto como presidenta del PP madrileño por las «noticias sobre corrupción» que se vienen dando desde hace varios años y la señalan a ella. Si bien no como responsable, si se parece intuir que todo ocurría espaldas de ella (como mínimo). Aún así, no creo ser el único que piensa que la estrategia de Aguirre responde a una meticulosa triquiñuela cuidadosamente planeada para un fin mayor.
Así como Underwood se dedica a maquinar y mover las fichas de su partido con el fin de llegar a ser presidente de los Estados Unidos, Aguirre anda mareando la perdiz para asuntos que, por ahora, permanecen en secreto. ¿Querrá aspirar al puesto de Mariano Rajoy? ¿Se convertirá Esperanza Aguirre en la primera presidenta de España? ¿Se habrá cansado de todo y querrá tirar de la manta de la que hablaba Bárcenas y putear a sus compañeros? Sea como fuere, la exministra no da puntada sin hilo. Solo hay que recordar su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid y retirada de la primera línea de la política para volver al de unos meses como candidata a la alcaldía de la capital del país.
De hecho, no creo que haya ningún político en España con la capacidad de planear estrategias a tan largo plazo como Underwood en la serie. Si tuviera que elegir a alguien, claramente pensaría en Aguirre. Ha ido avanzando a pasitos muy bien dados y sus planes han funcionado a las mil maravillas. Al menos lo que se podría pensar en un primer momento. ¡Y no olvidemos que destapó la Gurtel!
No sé si por suerte o por desgracia, solo he tenido que sufrir a Esperanza Aguirre como ministra de Educación y Cultura, porque su posterior carrera ha sido en puestos madrileños (a excepción del Senado, que ya sabemos cómo funciona eso). Tengo que reconocer que me lo paso muy bien cada vez que Esperanza sale a hablar en televisión. Es una show-woman de manual que siempre la lía de alguna manera en sus declaraciones. Está en boca de todos y todo lo hace desde esa imagen de ingenua que tiene desde Caiga Quien Caiga. Soy fan. No votaría ni loco por ella, pero soy fan. Y es de recibo reconocer que en campaña es una máquina, al menos da juego. Sí, puede espantar a mucha gente con la forma que tiene de hacer política (y normal), pero también atrae a muchísimas personas, que de eso se trata.
¿Es Esperanza Aguirre la Frank Underwood (Claire Underwood) española? No, pero es lo más cercano que vamos a estar nunca de tener a alguien así. Y la realidad supera siempre a la ficción. Si no, mirad los periódicos (si encontráis alguno, claro).