Desde hace un tiempo vengo diciendo que hay tres palabras en español que definen a la perfección este país. Tres palabras, además, propias de nuestro idioma y que no se encuentran en otro. Y de encontrarse, probabemente no tendrían el mismo significado que le acabamos dando aquí. Son tres términos bastante gráficos, descriptivos y, casualmente, empiezan por la misma letra: la c. España definida en tres palabras que comienzan por la c. ¡Y alguna incluso tiene ñ! Sonoras, gráficas y expresivas. Tres palabras para unirlos a todos y atarlos en las tinieblas.
Chanchullo
– Como dice la Biblia «no te entrometerás en los chanchullos de tu marido».
– ¿Pone «chanchullos» en la Biblia?
– Lo pone, Marge, lo pone.
Bien sabe Homer que la palabra «chanchullo» no hay que tomársela a la ligera, pues viene escrita en la Biblia. En la suya, al menos. Si recurrimos a la socorrida RAE, vemos que el término no deja de ser algo coloquial, pero bastante representativo. «Manejo ilícito para conseguir un fin y, especialmente, para lucrarse«. Esta palabra tiene su origen en la palabra en desuso chancha que viene a ser una mentira, engaño o embuste. A su vez, chancha proviene del más conocido término chanza referido a algo festivo y gracioso y que se recoge del italiano ciancia.
¿Por qué chanchullo representa tan bien a este país? Pues por la corrupción que asola a la clase política y porque parece que cualquier obra pública más o menos grande en este país va acompañada de un caso de corrupción o chanchullo a su nombre. No se libra casi ninguna. Siempre hay algún amiguete con problemas económicos y otro con poder para solucionarlo a base de pelotazo inmobiliario.
Chapuza
– Si no cumples del todo, no te irá nada mal.
– Es la chapuza total.
Generalmente, la chapuza suele ir unida al chanchullo. Muchos chanchullos acaban en chapuza y muchas chapuzas empiezan en chanchullos. Dos bonitas palabras que, de nuevo, definen una forma de vida y lucro bastante extendida en la piel de toro.
Según la RAE, la palabra chapuza viene del término chapuz que, a su vez, proviene del francés antiguo chapuis que venía a significar «tajo para trabajar sobre él». En la actualidad, chapuza consta de dos acepciones generales y una tercera solo para México. Una de ellas es «obra o trabajo, generalmente de mantenimiento, de poca importancia» y (a mi juicio, la buena) «trabajo mal hecho y sin esmero». Lo más glorioso es que el uso que se le da en México a chapuza es sinónimo de estafa. Lo cual deja todo dicho.
Me gustaría añadir otra acepción que no consta en el diccionario de la Real Academia de la Lengua pero que el populacho suele utilizar, por aquello de enriquecer la lengua. También se suele llamar chapuzas, en el plural de la palabra, a la persona encargada de realizar esos trabajos. Y sí, creo que es una bonita definición para una persona.
Cuñado
«Hermano ayuda y cuñado acuña». Proverbio español.
¿Es cuñado la palabra más representativa de la España del siglo XXI? Probablemente. No solo por su sonoridad o la inclusión de una ñ, también por el significado que está adquiriendo en los últimos tiempos. Si bien es cierto que, en este caso concreto coincido con @AnderRodry, mucha gente utiliza la palabra cuñado para hacer una amalgama entre sabelotodo y tontolaba. Definición popular actual que, por cierto, ya se recoge en el refranero popular patrio.
De nuevo, recurro a la RAE para encontrar el origen y los significados de esta palabra. Proviene del latín cognātus que viene derivado de los términos con (juntos) y (g)nātus (nacer). Las definiciones incluídas en el DRAE son «hermano del cónyuge de una persona» o «cónyuge del hermano de una persona». En ciertos países de Latinoamérica se emplea como forma afectuosa para referirse a los amigos. También existe una acepción, aunque en desuso, que hace referencia a un pariente por afinidad, en cualquier grado.
Como decía, en la España del siglo XXI se utiliza el término cuñado, algunas veces escrito como cuñao, para hablar de una persona que sabe todo de todo. También estoy pelín en contra de este nuevo uso y definición, pero no deja de reflejar una realidad que tenemos en este santo país. El de los sabelotodos y tontolabas que pueblan el país y campan a sus anchas en redes sociales. Me gusta el proberbio que encabeza el término porque entre las acepciones de acuñar se encuentra «dar forma a expresiones y conceptos, especialmente cuando logran difusión y permanencia». Creo que lo refleja a las mil maravillas.
Me gusta esta palabra, entre otras cosas, porque refleja un concepto que en otros países no goza de una terminología propia. Por ejemplo, en inglés, hablaríamos de brother-in-law. Nada como la sonoridad del cuñado. En el humor de hoy en día, el cuñado está sustituyendo a la suegra y de ahí la campaña de acoso y derribo y la popularidad del término. Si bien hace unos años no era tan extendido, al cuñado siempre se le ha tenido algo de tirria. De ahí el conocido dicho «el cuñado no es familia». Excepto para Walter White.
P.D: Cuando hablo de estas tres palabras en conjunto me viene a la cabeza cierta persona valenciana. ¿A vosotros no?