No, no me refiero a @pixelillo. Aunque no estaría mal que volviese, pero ese es otro tema. Hablo de ese maravilloso estilo visual que representa una amplia generación de videojuegos en los albores de esta industria multimillonaria. Juegos como ‘Tiny Tower’ han servido para volver a poner al alza juegos muy interesantes con un buen acabado gráfico a pesar de tener apariencia de 8-bits. Los desarrolladores independientes que crean juegos ellos solos (‘Papers, please‘, por ejemplo) agradecen no dejarse la vida en los gráficos y dedicar su tiempo a otros temas importantes como la jugabilidad o la historia.
Últimamente me ha sorprendido un juego de 2013 creado por un estudio valenciano. Se trata de ‘Gods will be watching‘ y es uno de los videojuegos más difíciles a los que me he enfrentado nunca. De hecho, estoy en la primera pantalla tras pasar horas y horas de juego sin poder pasar de ahí. Una impotencia del copón, todo sea dicho. Y es un juego con estética de 8-bits, minimalista según los creadores, donde lo que importa es la historia y, sobre todo, la jugabilidad del producto. Los han vuelto y están para quedarse.
Aunque parezca que no, este tipo de gráficos han ido evolucionando. Lo mostraban con un vídeo muy interesante en Microsiervos. Y es que han pasado cerca de 30 años desde que empezaron a aparecer juegos con este estilo y siguen saliendo. Como digo, se trata de una estética muy particular, relativamente sencilla y que funciona a la perfección. Somos muchos los que preferimos un gran guión y unos gráficos no tan buenos. El caso es que me encanta esta estética, así que no me descuadra para nada.
Están en todas partes, incluso a la hora de vestir. Es cierto que ninguna de las grandes firmas de alta costura han apostado por este estilo, que yo sepa, pero sí se pueden ver prendas inspiradas en ese estilo visual tan propio. Camisetas de ese rollo o, incluso, corbatas súperchulas. También como arte popular, fuera de los museos. Hace unos años hubo una conocida exposición de los aliens de Space Invaders en distintos puntos de Bilbao. Los píxeles tomando la ciudad. Oh, yeah!