Querido señor Bárcenas:

No nos conocemos, tenemos círculos distintos, aunque la teoría de los seis grados de separación seguramente nos lleve a descubrir alguna conexión (pienso en alguna en tres o dos grados). Como le digo, no nos conocemos pero usted, presuntamente, me ha robado. Bueno, igual no sea tan así, tal vez solo haya aceptado dinero de empresarios como contrapartida para que su partido adjudicase concesiones. Un robo secundario, al fin y al cabo. De todas formas, al vivir en Bizkaia, al parecer solo ha desviado fondos de la lucha contra ETA para reformar la sede del partido.

No quería aprovechar estas líneas para volver a exponer las causas de su encarcelamiento. Tampoco quiero hacer leña del árbol caído y criticar su excarcelación. Los jueces sabrán, que para algo estudiaron mucho para sacar una oposición que, según he oído, es muy dura. No, yo quería felicitarle, señor Bárcenas. Por aguantar 19 meses de presidio, una petición de la fiscalía de más de 40 años de prisión y todo con un porte y un sentido del humor digno de ser admirado.

Por su parte, el partido del que usted es tesorero en excedencia (así lo han afirmado), se está cagando de miedo. Usted sabe cosas, pero tenemos la incógnita de si va a largar o se va a callar. Basta ver la portada de ‘El Mundo’ para que entren dudas, entiéndanos, señor Bárcenas. Usted tiene la clave para dirimir si el partido del gobierno que ganó con mayoría absoluta unas elecciones (dos veces) financió de manera irregular varias campañas electorales, amén de otras mordidas que desembocaron en 48 millones de euros en una cuenta de Suiza. Me alegra que se haya apropiado de ese dinero, si el partido no lo reclama (y parece que no), es suyo. Mírelo por el lado bueno, le sale a menos de un millón de euros el año de cárcel.

Desde aquí solo me gustaría darle las gracias por su actitud después de salir de la cárcel. Ha demostrado mucho y sigue plantando la semilla de la duda y la discordia. Aquellos que le apodan «Luis, el cabrón» aciertan plenamente. Pero en la acepción buena del término. «El puto amo» como dicen por ahí. Responde a los periodistas con educación, calma y recochineo. ¡Olé, ahí! Usted solo tiene en jaque al partido del gobierno y está tan pancho en su casa del barrio de Salamanca.

Si este país fuese una teleserie americana (igual así mejoraríamos), probablemente usted sería el malo, pero si le damos la vuelta y le perdonamos que nos robara o estafara por 48 milloncejos de nada, es usted un héroe de  pie. Además de buen compañero con los que le tratan bien (ese gesto del cuatro al salir de Soto del Real), buen mensaje a los que se refieren a usted como «ese señor al que usted se refiere». Has sido fuerte, Luis y, lo mejor de todo, la fuerza está contigo, así que sigue largando y tirando de la manta, que ya te sacarán de la cárcel. Eres rico, no tienes nada que temer.

Atentamente.

por Bori

Un comentario en «¡Qué fuerte, Luis!»

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