Desde la semana pasada, España tiene un nuevo lugar en el mapa de los «Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO». Ese título que concede la organización adscrita a Naciones Unidas y que acredita dicho monumento, zona o lugar como digno de ser conservado y admirado por todos los seres humanos del planeta. Con los Dólmenes de Antequera (la primera construcción megalítica en alcanzar tal distinción en la Europa continental), España iguala a China en la segunda posición de países con mayor patrimonio. Solo superado por Italia.
A nivel personal, siempre me ha gustado el sur de España y la costa mediterránea por ese contraste tan brutal que existe con el norte donde vivo. No solo de paisaje, también la arquitectura es totalmente distinta. Desde el mudéjar aragonés hasta el mozárabe andaluz. Diferencias apreciables y contrastes increíbles de una punta a otra del país. Puede que no lo parezca, pero España es el segundo país más extenso de la Unión Europea, solo por detrás de Francia.
Esas diferencias provocan que sea maravilloso planear escapadas y viajes por el interior del país a conocer un poquito mejor todas las historias de nuestra Historia que nos ayuden a comprender mejor nuestro presente y, por qué no, nuestro futuro.
A ese respecto, también ayudan los distintos museos que pueblan nuestra geografía, tanto de arte como científicos o arqueológicos. Museos que complementan y asisten las lecciones que podemos aprender de nuestra Historia. Y eso me lleva a otra de las cuestiones de este post. Los precios del acceso a la cultura que tenemos en este país.
El otro día leía en Twitter una queja por los 15€ que cuesta entrar en el Museo del Prado de Madrid. Un precio que consideraban excesivo. Uno de los museos con más y mejor surtido artístico del mundo y una masiva afluencia (aunque la mayor es el del Bernabéu). Comparado con, por ejemplo, el Guggeheim (semipúblico), es un precio en la media e, incluso razonable. El Prado mantiene las dos ultimas horas de acceso gratuito para aquel que quiera, no como en el de Bilbao que solo consigues entrar gratis un día o dos al año.
Con esto quería decir que no me parece excesivamente caro el precio de la entrada para el contenido que hay. Aunque bien es cierto que necesitas todo un día para visitarlo en profundidad y, aún así, siempre te quedarás corto. ¿Es caro el acceso a la cultura en España? Probablemente sí. Si tenemos en cuenta los sueldos y el nivel de vida media de España. Aunque no por ello son precios injustos, hay que recordar que la cultura, en muchos casos, no tiene precio.