Hoy, 3 de mayo, se celebra el día de la libertad de prensa. Como ya nos dijo Ari Bradshaw, prácticamente todos los días se celebra algo distinto. De hecho, ya se ha hecho la broma del día sin nada que celebrar. Tanta celebración de cosas ‘locas’ a diario es posible que se diluyan parte de las celebraciones al respecto. Al final, nos quedamos con el 8 de marzo, el 1 de mayo y los santos típicos de España… Y ya. Debo decir que justo este es un día que me gusta y cada vez es más importante reivindicarlo.
Ya no es solo por la locura de Juan Luis Cebrián en una cruzada contra aquellos que informan sobre empresas offshore en Panamá de su exmujer y del propio director general del Grupo Prisa. Una batalla perdida del otrora director del diario independiente de la mañana. Periodistas (reconvertidos en empresarios) que extorsionan a otros periodistas para evitar que la gente conozca de sus tejemanejes opacos. ¡Incluso peor! Empresarios que se aprovechan de su situación de poder para lanzar campañas a favor de sus intereses personales. Periodismo lo llaman. Recuerdo cuando Enrique Meneses lo definía como una actitud de «fuerte con el fuerte y débil con el débil».
Por no hablar de ese maravilloso nuevo sistema económico basado en la visibilidad. «¿A cuánta visibilidad está el kilo de patatas? Es que soy periodista, trabajo en un medio y tengo la puta manía de comer todos los días. ¡Ya ve usted!». Una vergüenza de la profesión que ilustra perfectamente el hilo de tuits a continuación. El tuit que recopila la foto se lo vi a @Pillownaut.
No se ve demasiado bien (aunque si pincháis se ve entero), pero os lo resumo. James Bloodworth ha escrito un libro sobre la dificultad de los jóvenes para labrarse una carrera debido a la proliferación del trabajo no remunerado. ‘The Huffington Post’ contactó con él para que escribiese un artículo al respecto, pero no se lo iban a pagar, así que Bloodworth se lo resume en «Eres parte del problema, @HuffingtonPost». Así, someramente, es muy descriptivo e ilustrativo.
Al hilo del pago con visibilidad está el abuso de becarios y practicantes en muchos medios de comunicación (y otro tipo de empresas relacionadas con el mundillo). Apovechan la mano de obra barata para cubrir bajas o vacaciones y el pobre chaval, con una mísera remuneración (si es que hay alguna, que ya ni eso) tiene que asumir responsabilidades impropias de su condición y, en muchos casos, sin ningún tipo de ayuda. No es nada raro entrar en portales de empleo y encontrarse con ofertas para contratos de prácticas que deben de tener convenio con entidades formativas. ¿En serio? ¿Eso es empleo? ¿Estamos locos? Pero bueno, a eso le dedicaré un post un día de estos.
Todos estos factores reducen la libertad de prensa. A ello le tenemos que añadir el miedo que tiene el periodista de perder su puesto de trabajo y, por lo tanto, su principal fuente de ingresos. Como decían por Twitter (no recuerdo quién) «un periodista con miedo no es periodista». Y un periódico lleno de periodistas con miedo se convierte en un pasquín. No es la primera vez que digo que el problema del periodismo se resuelve con dinero. Si mágicamente apareciese dinero sin ningún tipo de presión al respecto, se mejoraría mucho la información que consumimos. Algo al respecto ha escrito hoy @Pixelillo en su blog.
Que el Periodismo no ha muerto es una realidad. Que se está muriendo, otra. La calidad de los contenidos no está en equilibrio con la cantidad de mierda que nos podemos encontrar en un medio a día de hoy. ¡Y no hablo de los deportivos! Salvo contadas excepciones, el sector indie del oficio, el resto están camino de la empozoñación total. Así nos va. Hoy es buen día para recordar las máximas del buen Periodismo:
Formar, informar y entretener