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Llevo días debatiendo conmigo mismo acerca de la importancia de los seguidores. ¿Qué es lo que buscamos? ¿Por qué hacemos todo esto? Es una pregunta que muchos ni se la han planteado. Me incluiría en el grupo, pero he estado dándole vueltas y vueltas. Lo mismo que escribir en un blog. ¿Por qué hacemos todo esto? En muchos casos, meto este en el saco, es simplemente por interés propio. Quiero escribir para mi y si lo leen, pues mejor. Si además ayuda en el aspecto profesional, más ganancia, pero no lo hago con ese fin. Es algo parecido al rechazo que produce en muchos internautas la palabra influencer. Igual es que viene del inglés y tal, pero considerándote un Social Media Stragetist o un Master of the Universe de la vida, me resulta curiosa la aversión al término y un sinónimo como es gurú.

¿Para qué queremos tantos seguidores? Esta mañana, mientras hablaba con Clara Ávila (@ClaraAvilaC) acerca de su cesta de Navidad (muy chula y currada, por cierto), he reparado en el número de followers que tiene. Casi 12 000. Un puñado bien grande de gente que sigue lo que dice y, entre otras cosas, le ha ayudado a conseguir un Bitácoras. Que no le quito mérito, ¿eh? A lo que iba, a los seguidores. Clara tiene 12 000, yo tengo 5 000. ¿Para qué? ¿Qué buscamos y qué sacamos en claro de todo esto? Y es en eso en lo que me he pasado varios días enfrascado.

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A nivel personal me quedo con la interacción. Tuiteo para que me lean, claro, pero también para que se genere conversación y pasar un buen rato. Lo dijo @carballo en su charla del InterQué (la podéis ver aquí) trollear y reventar conversaciones es divertido. Y mucho. Esas son dos razones por las que estar en Twitter, interactuar y pasarlo bien. Lo mismo en el blog. El feedback que se genera con el lector es interesante. No solo se pueden generar sinergias positivas, también puedes aprender y debatir. Todo ventajas, la verdad. Un ejemplo reciente es el de Vane. Desde que escribí el post sobre ValueBasket y la aventura de mi Nexus 4 no he dejado de recibir comentarios sobre gente que le ha pasado algo parecido. Uno de esos casos fue el de Vane, que se acercó contar su historia con la empresa. Al final todo ha salido bien y ha vuelto para contarlo. Hilos e historias que se crean.

A nivel profesional todo me resulta más borroso. No por tener picomil followers te va a salir trabajo. Ni por esa misma razón vas a vivir como un marajá. Ya lo preguntaba el otro día, ¿qué hay que hacer para vivir de gratis como los influencers de verdad? Otro tema es cómo se mide esa influencia en redes. Algo contaba hoy María Bernal (@MariaBernalT) en el galardonado blog ’40 de fiebre’ al hilo de la reputación online. Vale, es cierto que habla de marcas, pero también nos vale a nivel de usuario random. ¿Qué marca la importancia? ¿Los me gusta, los retweets, el puñetero Klout? ¿En qué se basan algunas empresas a la hora de elegir a sus usuarios potenciales? Comenté el tema de los eventos y regalos en una entrada anterior, ahora me quedo con ¿cómo los seleccionan? A día de hoy, sigo sin saber por qué me llamó Lexus para probar sus coches. Lo agradezco, pero no lo entiendo.

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Es posible que mis preguntas queden sin respuestas. De hecho, es lo más habitual. Los comentarios casi no se usan. No os lo echo en cara, yo no lo suelo hacer (a menos que el tema me interese y me pregunten algo). Tengo tendencia a escribir posts en los comentarios (tengo que controlarme). A lo que iba, en muchos casos lo que busco es el feedback y generar conversación. Está claro que esto no lo puedo hacer en Twitter. Hasta el punto anterior me sobran 3421 caracteres. Se puede leer y contestar por otras vías, para eso están las redes. Ayer lo hablaba con Ainara (@blogathletic), nos hicimos Twitter para darle algo más de expansión al blog. ¿Qué os aportan vuestros seguidores? ¿Qué os aporta vuestro blog? ¿Qué estrategia personal seguís en redes? Me interesa saberlo.

por Bori

5 comentario en “¿Para qué diantres quiero chorrocientosmil seguidores?”
  1. Suponog que es fácil decir eso cuando tienes picomil seguidores, jeje, si yo llegase a los 5000 quizás diría lo mismo. No es que me obsesione el número de seguidores que puedas tener en las redes sociales, pero lo que sí es cierto es que según aumenta el número más fácil es lo de discutir con gente sobre temas que te gustan, es quizás por eso que nos gusta crecer en seguidores, porque en el fnodo es aumentar las posibilidades de hablar con gente sobre lo qeu te gusta, que por eso tenemos un blog sobre ese tema.

    Personalmente yo tengo mi blog porque me gusta y la verdad busco más disfrutar y aprender que el reconocimiento aunque esto es como un regalo de cumpleaños, no hace falta pero siempre hace ilusión.

  2. Raúl Masa – Eterno aprendiz de periodista, antes de ser un proyecto de 'juntaletras' me dediqué a la documentación, pero fue entre tanto periódico cuando descubrí que mi verdadera pasión estaba en contar historias. Así, estudié periodismo y luego me fui especializando en la información económica y empresarial.
    Raúl M. dice:

    Yo te voy a contar la experiencia personal de @ahoraempresas, el blog profesional que tuve durante un tiempo de información económica. No sé si los followers importarán o no, pero que muchas empresas empezaron a tomarme (más) en serio cuando pasé la barrera psicológica de los 1.000 seguidores en esa cuenta, es una realidad.

    Casualidad, no lo sé, pero el problema, a mi juicio, es que todavía hay, sobre todo en al ámbito empresarial, muchas empresas que necesitan followers, y otros que se los consiguen aunque ambos sepan que no vale de nada. Y eso es peor cuando se hace a nivel personal, que también conozco casos.

  3. Hombre, Raúl, es que lo de medir al usuario por el número de seguidores es muy típico. Yo lo suelo hacer bastante. También me fijo en los seguidos, ojo, para ver si el número es real. Aunque no valoro la capacidad del usuario por el número de followers, si me fijo. Al final más seguidores da más impresión de ‘seriedad’ o algo así. Pero más allá de eso, el coleccionarlos cual Pokemon, no sé yo…

  4. Pues yo creo que evidencia el ego que cada uno lleva consigo y arrastra hasta el punto de dedicarse a complacer lectores dedicando parte de su existencia a alimentar la curiosidad del otro a través del cebo que nosotros fabricamos en forma de comunicación , cual cocinero en un restaurante que ofrece vistosos menús satisfaciendo y saciando al comensal al mismo tiempo que a su ego, lo cual es muy loable.

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