¿No os ha pasado alguna vez que se refieren a vosotros con duplicidad de nombre? La del nombre de pila (incluso son apellido) y el usuario de redes. En mi caso, soy «Álvaro BlogdeBori» o «Álvaro Bori». «Iván Twittboy». «Jose MiMesaCojea»… Ejemplos hay centenares. Prácticamente la mitad de Twitter tiene esa doble identidad. Y en algunos casos la identidad digital está suplantando al nombre auténtico. Si se sabe quién es, claro. Porque también están los anónimos de la Red que denuncia Rafa Osuna en este post.

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Ayer en Burgos lo hablaba con Irene (@ChocAirin). Buscando temas sobre los que escribir en el blog, nos pusimos a hablar y arreglar el mundo como se suele hacer en esos casos. Y tiré de la lista de ideas que tengo en el móvil. Estuvimos charlando sobre este tema. Me mencionó el post del anonimato de Rafa y debatimos sobre los nicks y la personalidad de las gentes de Internet. En su caso, me comentó, tiene un nombre tan común que prefirió hacer un juego de palabras. En el mío porque tengo un blog y es mío. Lo de Bori es por las primeras sílabas de los dos apellidos.

Así, Irene es @Chocairin, yo soy Bori o @BlogdeBori. Le comenté que @pixelillo es @pixelillo, casi nunca Alberto. De hecho, los diminutivos parten de su nick. Alfonso Alcántara es @Yoriento, aunque en su caso va todo seguido «Alfonso Alcántara @Yoriento». La mayoría hemos vivido una época en la que dar datos personales en Internet (incluído el nombre real y la foto) estaba mal visto. Ahora, es todo lo contrario. Las redes sociales nos han acercado más como personas a otros congéneres de todas partes del mundo. Ya no nos escondemos detrás de nicks prosaicos y fotos cutres. Algunos no lo hacen. Otros buscamos generar una marca personal con el alter ego digital. Cada vez menos alter, también te digo.

Luego están los casos de, por ejemplo, Rafa Osuna, Clara Ávila o Vilma Núñez. Esa clase de gente ha decidido dar la cara y apostar por la cercanía que  transmite e inspira el nombre real y la fotografía de Twitter. Son las dos caras de la misma moneda. Los anónimos y los de cara. A unos se les conoce de una sola manera, a otros de dos o más. Son múltiples identidades. No voy a decir que una es mejor que la otra, cada cual que decida. Pero no me podéis negar que parece que tengáis una identidad secreta, ¿verdad? Bueno, eso más los anónimos que lo petan en Twitter y tal.

por Bori

7 comentario en “Ese es mi usuario de pila”
  1. En Twitter me decanté por mi nombre de pila y ya no hay mucha marcha atrás pero en otras redes sociales son «Espadachín» o «Nilrem» el nombre de un personaje de rol que llevé. :-)

  2. Así es, Bori. En mi caso, surgió de un blog que escribí en Argentina. Al final lo adapté para todo, porque, cuando te llamas Javier Rodríguez, todas las combinaciones javirodríguez, jrodriguez, javier+rodríguez en general, son imposibles. Así que quedó @elgauchocanario casi sin querer y sin pensar en branding ni nada de eso. Al final me dicen más «Gaucho» y punto.

  3. En mi caso, mi nombre (Pilar) y apellidos (Martínez Rodríguez) son tan comunes y largos que para Twitter fui poco original (@pilarmr). Aunque en algún momento baraje la opción de @pelazo, porque es una de mis característica y de esto Laura Tuero sabe algo.., preferí ‘dar la cara’ como los casos de Rafa Osuna, Vilma Nuñez o Clara Ávila, como indicas en tu post

  4. También es lo más sencillo, aunque con un Pilar Martínez puedes perderte algo más. Vilma es un nombre raro :P

  5. En nuestro caso, no lo llamaría anonimato. No renegamos de nuestro nombre y apellidos en Twitter, y hay mucho contenido en la red que une nuestra… «marca» con nuestra identidad. Todos saben cómoe res, qué cara tienes, cómo te llamas y de dónde eres. Decidimos, o sin querer hemos creado una marca que no tiene por qué ser un alter ego. No existe un pixelillo y un Alberto Cabello. Ambos son la misma cosa, o así lo he visto siempre. Que también damos la cara, aunque a nuestra manera, que los feos es lo que tenemos :P

  6. Eso es verdad, pero como digo en el post, algunas veces si que se diluye. No por usar una identidad aparte, por el hecho de la bicefalía de nombres.

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