El viernes fue San Valentín. El día de los enamorados. Un día para exaltar la confianza que se tiene en la pareja y el cariño que profesas al ser que tienes a tu lado. En Palma de Mallorca se adelantó una semana. San Valentín fue el 8 de febrero, el día que la Infanta Cristina declaró ante el juez Castro durante la instrucción del ramal ‘Noos’ en el caso Palma Arena.
¿Acaso hay una declaración de amor más bonita que la que le hizo la hija del Rey a su marido? No es que Iñaki Urdangarín haya sido un santo. Los correos de Diego Torres han sacado a la luz partes oscuras del matrimonio Urdangarín-Borbón. A pesar de todo, Cristina sigue terriblemente enamorada de su marido y lo demostró ante Pepe Castro el sábado pasado. San Valentín se adelantó, como digo. «No lo sé. De eso se encargaba mi marido» como diría la infanta Cristina al respecto.
Fijaos que la noticia era importante que hubo más de 200 medios de comunicación acreditados. Todos para demostrar que el amor existe y no todo es marketing. Cristina quiere a Iñaki y, para ella, solo ha robado una cosa, su corazón.
Si yo hubiese sido Cristina, hubiera montado el show completo. La entrada al juzgado en coches de caballos, vestido de época y con aires de grandeza. ¡Para algo es Duquesa de Palma, joder! Ahí debería de entrar como si fuese el coto privado de su padre. Y ya, a la hora de declarar, tirar de frases hechas y emitidas en ‘Los Simpsons’. «Yo no sé nada, solo soy una chica, jijiji». «Era mi primerito día». «Como dice la Biblia, no te entrometerás en los chanchullos de tu marido». Y más que hay. El pueblo hubiésemos visto una Familia Real más cercana, campechana y simpsonizada.
Álvaro Bohórquez. Autor de ‘El Txoko de Bori’ y columnista habitual de ‘Blog de Bori’.